Sobre los muchos aspectos litigiosos que rigen la convivencia escolar


José Luis Mota




Para terminar y salir de los interminables debates que se dan en un centro de enseñanza, sobre los muchos aspectos litigiosos que rigen la convivencia escolar, llegué a la elaboración de este aforismo, útil para los temas opinables o que se presentan como debatibles: “En educación, se puede defender una postura y su contraria”. Por ejemplo: se plantea el tema de si se impone el uniforme o no. Algunos padres y muchos de los alumnos se opondrían, porque eso sería un atentado contra su libertad o supone una homogeneización de la personalidad. Un gran grupo de madres, lo apoyarían porque piensan en la cantidad de tiempo que ahorrarán al no tener que ayudar a elegir a los hijos o a las hijas, qué ropa se ponen cada día del año.

La discusión de hace unos días en el Parlamento provocada por un grupo de diputados que no aceptaban la exigencia de llevar corbata me ha traído a la memoria esta comparación. Siempre suele haber, en el fondo, dos tipos de argumentos que avalan la polémica: el derecho a defender, en aras de la libertad, una postura personal; o una posición ideológica consolidada. La única forma de resolver la alternativa, y así habrá tiempo para deliberar y aprobar temas de más importancia es que, una vez que los participantes en el debate han expuesto sus razones -en un tiempo razonable y sin repetir argumentos- se pasa a la votación. Cuyo resultado, ¡claro! tiene que ser vinculante.