Buenas expectativas para 2008


José Luis Mota Garay



Dice el psiquiatra Enrique Rojas que: “la ausencia de un proyecto de vida es un síntoma de una personalidad inmadura: La vida no se improvisa; necesita una cierta organización, un esquema que diseñe el porvenir”. Ahora que termina un año, habría que pararse a pensar cuáles son los aspectos de nuestra vida en 2007en los que hemos “fallado” o aquellos otros en los que teníamos que habernos esforzado para estar más acertados. Siempre digo que “los problemas no se arreglan solos: que hay que enfrentase a ellos para encontrar la solución”. Por eso, si las relaciones con la pareja no van bien; si nuestras conversaciones con los hijos no están impregnadas de confianza; si no estamos contentos con el trabajo, o es en el trabajo donde no están contentos con nosotros; si nos vemos amargados con el ambiente que nos rodea… Hay que mirar de frente esos conflictos para poner remedio.

Analizados los fallos en 2007 en estos y otros temas, que recordemos como negativos, nos facilitará el enfrentarnos con el proyecto para el año 2008. No vale sólo hacerlo con optimismo (en el sentido que tiene para aquellos que piensan que todo saldrá bien sin necesidad de poner ningún esfuerzo); ni caer tampoco en el pesimismo de aquella ley de Murphy que dice: “si algo puede salir mal, ¡saldrá mal!”. Más bien se trata de enfrentar el año con una “esperanza fiable”, por la que “nos ponemos en marcha”, afrontando el futuro inmediato, aunque se le vea fatigoso. Después de pensar sobre el pasado, lo que nos permite conocer nuestras limitaciones, y saber hasta donde pudimos llegar en situaciones anteriores parecidas: así el proyecto del nuevo año será más realista.

Para Rojas los tres grandes argumentos del proyecto de vida, que se deben atender, y tener claros, son los que se refieren al amor, al trabajo y a la cultura. El que tiene una personalidad inmadura es que “en ninguno de ellos ha calado con profundidad. No se puede vivir sin amor: el amor debe ser el primer argumento de la vida, que vivifica y da y fuerza a todo lo que forma parte de la personalidad”. El trabajo, bien realizado, hace que nos vayamos perfeccionando, que obtengamos los recursos para sacar adelante a los nuestros y que contribuyamos al desarrollo de la sociedad. La cultura hace referencia al enriquecimiento personal que se obtiene, además de con el trato con los demás, con las lecturas, con los espectáculos de calidad, con la actividad política… Del acierto en tener completados estos tres grandes temas, amor, trabajo y cultura, brota la felicidad, suma y compendio de una coherencia de vida donde los tres tienen una enorme importancia.

Tener claro el proyecto hará que estemos motivados para saltar por encima de los obstáculos, porque hemos descubierto que llegar a una meta siempre nos va a exigir esfuerzo y sacrificio. Con esto conseguiremos no conformarnos con la situación de personas “a medio hacer” o con una “personalidad inmadura”.