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Categoría: ESPIRITUALIDAD

La difamación gratuita



Mariano Martín Castagneto



Recientemente, hace pocos días, The History Channel ha transmitido aquí en Argentina un documental sobre la Prelatura del Opus Dei. Lamentable. Lleno de imprecisiones, mentiras y miles de frases sacadas de contexto. Para dar impresión de objetividad, han recurrido a miembros reales de la Prelatura, pero mezclados con ex miembros resentidos y opositores de toda calaña. Con una finísima táctica periodística, la de colocar lo más cuestionable al final del informe, logran que los espectadores se queden con una imagen bastante deformada acerca del Opus Dei.

Pareciera ser que, en el mundo de hoy, no se le perdona a San Josemaría Escrivá, su fundador, que haya luchado tenazmente durante toda su vida por agradar al Señor. Si bien puede ser cierto que la Prelatura ha tenido fallas a la hora de explicar su misión y funcionamiento, también hay que destacar que son pocas las personas que se acercan de buena fe a pedir información veraz en las oficinas que la Prelatura dispone en cada uno de los países en los que realiza su labor. Pocos se informan, muchos opinan y la mayoría de los periodistas tergiversa.

¿Alguien se acuerda de la película El Código Da Vinci? Sin duda, pasó sin pena ni gloria por las carteleras cinematográficas. Tanta publicidad, tanta polémica, sólo se tradujo en pérdidas de millones de dólares. Sin embargo, pocos se detuvieron a analizar porqué fracasó. El libro del que toma su argumento es obra de un escritor fracasado, Dan Brown, que sólo conoció su momento de gloria cuando se dedicó a difamar a la Iglesia. Brown es el mismo que muchos años antes había escrito una serie de novelas que no tuvieron ningún éxito editorial, fueron un fiasco. Sólo se volvieron a publicar luego de una masiva y agresiva campaña de marketing después del éxito editorial del Código Da Vinci.

Es notable, pero nadie destina su artillería a atacar las doctrinas de los musulmanes, la de los judíos, la de las sectas. Pero las de la Iglesia si, las del Opus Dei si. ¿Envidia? ¿Celos?. Es curioso. Y aclaramos que no estamos en contra ni de los musulmanes ni de los judíos, que quede claro.

Y qué decir respecto a la legión de ex miembros de la Prelatura que dedican su vida a difamar sin pelos en la lengua y a deformar la verdad. Puede concederse que haya miembros de la Prelatura que no terminen de comprender el espíritu y se equivoquen en sus criterios, pero sucede en cualquier organización terrena, simplemente, porque son hombres falibles quienes las constituyen. Hay que separar el espíritu infundido por Dios y las personas que “tratan” de llevar a cabo ese espíritu en sus vidas cotidianas.

En fin, parece ser que difamar el Opus Dei otorga rédito monetario, da rating, está de moda. O tal vez, ser un cristiano en serio es una ofensa para la sensible humanidad. Pero lo curioso es, que pese a la caterva de injuriosos que se ufanan de ser inteligentes, la Prelatura ha conservado su excelente labor y misión en todo el mundo. Y eso solo tiene una explicación: es de Dios.

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