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Categoría: ESPIRITUALIDAD

Sobre el mensaje del Papa para la JMJ 2007


Remedios Falaguera



Desde hace años me vienen insistiendo en la importancia de las 6 W´s * (qué ha ocurrido, cómo, cuándo, quién, por qué y dónde) como método de trabajo a la hora de redactar una noticia. La finalidad de esta técnica es sencillamente la de dar a conocer al lector la esencia de la noticia de forma breve, clara y objetiva.

Pues bien, quizás es ya una manía personal pero, los buenos resultados obtenidos con esta sencilla técnica, me llevan a aplicarla en otros campos de la vida cotidiana, de manera que no puede extrañar a nadie si la utilizo para desgranar la esencia de cada uno de los mensajes que nos dirige Benedicto XVI a todo aquel que quiera escucharle.

No se si a ustedes les pasa como a mi, pero tengo la ligera impresión de que el Santo Padre esta empeñado en que cale en nosotros la “Revolución del Amor” que nos planteo Cristo, y no piensa renunciar a utilizar los recursos más adecuados para hacernos llegar todas las consideraciones que, a pesar de nuestra resistencia, no podemos dejar de conocer: ¿Es posible amar “como Yo os he amado”? ¿Cuál es el secreto del Amor? De manera que no les importará, mejor dicho, espero con ilusión que no les importe, si aprovecho las 6 W´s para compartir con ustedes el mensaje dirigido a los jóvenes, con ocasión de la XXII Jornada Mundial de la Juventud. Vamos allá.

¿Qué es Amor?

“El amor es la única fuerza capaz de cambiar el corazón del hombre y de la humanidad entera, haciendo provechosas las relaciones entre hombres y mujeres, entre ricos y pobres, entre culturas y civilizaciones….El amor es posible y la finalidad de este mi mensaje es el de contribuir a revivir en cada uno de vosotros, que sois el futuro y la esperanza de la humanidad, la fe en el amor verdadero, fiel y fuerte; un amor que genera paz y alegría; un amor que une a las personas, haciéndolas sentirse libres en el mutuo respeto. ”

¿A quien amar?

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19,18), pero la novedad de Cristo consiste en el hecho de que amar como Él nos ha amado significa amar a todos, sin distinción, también a los enemigos, “hasta el extremo” (cfr. Jn 13,1).

¿Por qué?

“En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros” (Jn 13,35)... Sed solícitos en buscar el bien de los demás, fieles a los compromisos tomados. No dudéis en renunciar con alegría a algunas de vuestras diversiones, aceptad de buena gana los sacrificios necesarios, dad testimonio de vuestro amor fiel por Cristo anunciando su Evangelio especialmente entre vuestros coetáneos… que el Espíritu Santo os haga ingeniosos en la caridad, perseverantes en los compromisos que asumáis, y audaces en vuestras iniciativas, para que podáis ofrecer vuestra contribución a la edificación de la “civilización del amor”. El horizonte del amor es verdaderamente ilimitado: ¡es el mundo entero!”

¿Cómo?

“La manifestación del amor divino es total y perfecta en la Cruz, como afirma san Pablo: “la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” (Rm 5,8). Cada uno de nosotros, por lo tanto, puede decir sin equivocarse: “Cristo me amó y se entregó por mí” (cfr. Ef 5,2). Redimida por su sangre, ninguna vida humana es inútil o de poco valor, porque todos somos amados personalmente por Él con un amor apasionado y fiel, con un amor sin límites. La Cruz, locura para el mundo, escándalo para muchos creyentes, es en cambio “sabiduría de Dios” para los que se dejan tocar hasta en lo más profundo del propio ser, “porque lo que es necedad de Dios es más sabio que los hombres, y lo que es debilidad de Dios es más fuerte que los hombres” (1Cor 1,24-25). Ésta es su verdadera “revolución”: el amor.”

¿Cuándo?

“En la vida cotidiana con sus múltiples relaciones. Me refiero sobre todo a la familia, al estudio, al trabajo y al tiempo libre. Queridos jóvenes, cultivad vuestros talentos no sólo para conquistar una posición social, sino también para ayudar a los demás “a crecer”. Desarrollad vuestras capacidades, no sólo para ser más “competitivos” y “productivos”, sino para ser “testigos de la caridad”. Unid a la formación profesional el esfuerzo de adquirir conocimientos religiosos útiles para poder desempeñar vuestra misión en modo responsable. En modo particular, os invito a profundizar en la doctrina social de la Iglesia, para que a partir de sus principios esté inspirada e iluminada vuestra acción en el mundo.

¿Dónde?

“Donde estáis llamados a expresar el amor y a crecer en él, es vuestra preparación al futuro que os espera. Si estáis prometidos, Dios tiene un proyecto de amor en vuestro futuro de matrimonio y de familia y por eso es esencial que vosotros lo descubráis……. El amor del hombre y de la mujer está al origen de la familia humana y la pareja formada por el hombre y la mujer tiene su fundamento en el diseño original de Dios (cfr. Gen 2,18-25). Aprender a amarse como pareja es un camino maravilloso, aunque necesita un aprendizaje laborioso. El período del noviazgo, fundamental para construir el matrimonio, es un tiempo de espera y de preparación, que hay que vivir en la castidad de los gestos y de las palabras. Esto permite madurar en el amor, en el cuidado y en la atención para con el otro; ayuda a ejercitar el autodominio, a desarrollar el respeto del otro, características del verdadero amor que no busca en primer lugar la propia satisfacción ni el propio bienestar. En la oración común pedid al Señor que cuide y acreciente vuestro amor y lo purifique de todo egoísmo. Non dudéis en responder generosamente a la llamada del Señor, porque el matrimonio cristiano es una verdadera y auténtica vocación en la Iglesia. Igualmente, queridos y queridas jóvenes, estad preparados a decir “sí”, si Dios os llama a seguirlo en el camino del sacerdocio ministerial o de la vida consagrada. Vuestro ejemplo será un aliciente para muchos de vuestros coetáneos, que están buscando la verdadera felicidad.”

Tal y como hemos leído, parece obvio que Benedicto XVI desea hacernos comprender qué es el Amor, para qué sirve y cómo se consigue. Es más, la inseguridad y el miedo al compromiso que percibe en nuestros jóvenes le lleva a compartir con nosotros un secreto a voces, “El secreto del amor”: “Sólo la ayuda del Señor nos permite huir de la resignación frente a la enormidad de la tarea a llevar a cabo y nos infunde el valor de realizar lo que humanamente es impensable… la oración nos mantiene en la humildad, recordándonos que somos “siervos inútiles”… y la Eucaristía es la gran escuela del amor. “Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad” (1Jn 3,18-19). María, Madre de Cristo y de la Iglesia, os ayude a hacer resonar en todas partes el grito que ha cambiado el mundo: “¡Dios es amor!”.

* (what, how, when, who, why, where)

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