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Categoría: FAMILIA

Llevaban unos años comprometidos y el noviazgo parecía formal y firme


José Luis Mota




Los conocí cuando rondaban la mitad de los veinte: llevaban unos años comprometidos y el noviazgo parecía formal y firme. Pero un día, y eso que era primavera, él me manifestó su contrariedad: habían roto. Bueno: “no, roto”; habían decidido, suspender las relaciones, tomarse un tiempo, porque habían tenido una conversación muy fuerte sobre la actitud excesivamente proteccionista de la madre de ella, y una manifiesta discrepancia sobre la fecha de la boda.

Traté de convencerles de que a los padres había que escucharlos, tener en cuenta su opinión y luego que la última decisión les correspondería a ellos que eran los que se iban a casar. A él ya le había ido conociendo y por tanto sabía de su carácter autoritario y poco comprensivo con los razonamientos de las mujeres. Sabía que estaba enamorado y por tanto se le podía decir que el amor, para consolidarlo, necesita ser apoyado por el sacrificio, la renuncia de algo que nos cuesta, que nos supone una contrariedad para uno y que, en su caso, era casi imprescindible para la alegría de ella. También le dije que se examinase o se autocriticase para tratar de descubrir en él algún defecto que debía sacrificar si había algún defecto en él contra el que luchando por eliminarlo a ella le hiciera más grata la conviviencia. Pero que no hiciera caso a los que, ante estos problemas recurren a recomendar “dar celos” , interesándose por otra. Que si la quería, actuase con naturalidad y con nobleza.

Por aquellos días rondaba San Valentín y algo les debió ayudar , porque hoy son felices con sus tres hijos.

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