Enemigos de la conciliación trabajo-familia


José Luis Mota



Hasta que no empezaron a tenerse en cuenta, dentro de los derechos de los trabajadores, el máximo de horas de trabajo a la semana que, en justicia, se podía exigir a los trabajadores según los distintos tipos de empresas y de trabajos (se han ido concretando alrededor de las cuarenta). Estos máximos se empezaron a incluir en los convenios colectivos, Es entonces, y más cuando se produce el fenómeno de la incorporación de la mujer al trabajo fuera de la casa, que se hace más patente el problema del reparto equilibrado del número de horas entre el tiempo de dedicación al trabajo y a la familia.

El reparto es un problema personal y del matrimonio; cuando comenzó a debatirse se le asignó un término exclusivo: “conciliación”. Su primer enemigo fue el de horarios excesivos de trabajo (por convenios colectivos abusivos, directivos empeñados en solventar el trabajo de la gente que dependía de ellos a partir de las 6 de la tarde... Antes de la “crisis”, había oficinas –sobre todo sucursales bancarias- en las que un porcentaje de los administrativos consideraba que tenían que quedarse hasta última hora “no fuera a parecer que tenían menos interés por el trabajo”. Y ahora con la” crisis” puede ser que algunos puedan caer en ese error por miedo a perder su precario trabajo. Ocho horas de trabajo bien aprovechado pueden dar mucho de sí. La jornada continuada para terminar a las 5 de la tarde ayudaría mucho a la conciliación.