www.buenasideas.org

Imprimir
Categoría: FE

¿Qué es la teología de la liberación?
Breve explicación para entender por qué no es congruente con la doctrina católica.

 

Amador García Bañón

Una de las críticas que se ha lanzado contra el actual Papa es que "eliminó" la Teología de la liberación. Presentamos un resumen que pretende aclarar por qué esta teología no es congruente con la doctrina católica.

  • Ocasión

    La injusta desigualdad social y económica en países subdesarrolados, en especial en Sudamérica,  y la búsqueda de una solución pretendidamente "teológica". Surge en los años posteriores al  Concilio Vaticano II.

  • Interpretación "bíblica" de liberación

    Ya en el Antiguo Testamento, Moísés (tipo de Jesucristo) libró al pueblo judío de la esclavidtud que padecía en Egipto, y lo condujo a una tierra de libertad. Jesucristo mismo es considerado como un líder político, que lucha hasta la muerte por liberar a Israel del dominio romano. Como se ve, interpreta de modo reduccionista, y en clave política, el concepto bíblico de libertad.

  • Solución que propone

    Para librar a los pobres del dominio de los ricos, acude a la praxis marxista, a la puesta en marcha de la lucha de clases, mediante la violencia revolucionaria.

  • Principales autores

    Gustavo  Gutiérrez, sacerdote peruano, fue el mentor y padre de este planteamiento. Le siguieron Leonardo Boff, franciscano brasileño; y John Sobrino, jesuíta de El Salvador.

  • Difusión

    Los escritos de estos autores se divulgaron con rapidez, como un incendio, entre sacerdotes y religiosos, y desde algunas cátedras de Seminarios y Universidades en Sudamérica y en España.

  • Intervenciones del Magisterio

    Juan Pablo II
    , a los pocos meses de su elección, presidió la Conferencia de Puebla (México) y mostró el equivocado camino del odio de clases, que no arregla el problema, sino que lo complica más.

    Congregación para la doctrina de la fe, presidida por el Cardenal Ratzinger, con dos documentos (Instrucciones) seguidos. Enseña que el anuncio de la libertad ha de entenderse en un sentido más radical: la liberación del pecado, causa de las demás servidumbres, sociales, económicas, etc. La doctrina social de la Iglesia ofrece las orientaciones prácticas y eficaces, a la corta y a la larga, para solucionar esos problemas.

  • La caída del comunismo acabó por dejar fuera de juego a la llamada Teología de la liberación.


La crisis de la teología de la liberación

 

Card. J. Ratzinger (actual Benedicto XVI)

En los años ochenta, la teología de la liberación en sus formas radicales aparecía como uno de los más urgentes desafíos para la fe de la Iglesia. Un desafío que requería respuesta y clarificación, porque proponía una respuesta nueva, plausible y, a la vez, práctica, a la cuestión fundamental del cristianismo: el problema de la redención. La misma palabra liberación quería explicar de un modo distinto y más comprensible lo que en el lenguaje tradicional de la Iglesia se había llamado redención. Efectivamente, en el fondo se encuentra siempre la misma constatación: experimentamos un mundo que no se corresponde con un Dios bueno. Pobreza, opresión, toda clase de dominaciones injustas, sufrimiento de justos e inocentes, constituyen los signos de los tiempos, de todos los tiempos. Y todos sufrimos; ninguno puede decir fácilmente a este mundo y a su propia vida: detente para siempre, porque eres tan bella. De esta experiencia, la teología de la liberación deducía que esta situación, que no debe perdurar, sólo puede ser vencida mediante un cambio radical de las estructuras de este mundo, que son estructuras de pecado, estructuras de mal. Si el pecado ejerce su poder sobre las estructuras, y el empobrecimiento está programado de antemano por ellas, entonces su derrocamiento no puede producirse mediante conversiones individuales, sino mediante la lucha contra las estructuras de la injusticia. Pero esta lucha, como se ha dicho, debería ser una lucha política, ya que las estructuras se consolidan y se conservan mediante la política. De este modo, la redención se convertía en un proceso político, para el que la filosofía marxista proporcionaba las orientaciones esenciales. Se transformaba en una tarea que los hombres mismos podían, e incluso debían, tomar entre manos, y, al mismo tiempo, en una esperanza totalmente práctica: la fe, de teoría, pasaba a convertirse en praxis, en concreta acción redentora en el proceso de liberación.

El hundimiento de los sistemas de gobierno de inspiración marxista en el Este europeo resultó ser, para esa teología de la praxis política redentora, una especie de ocaso de los dioses: precisamente allí donde la ideología liberadora marxista había sido aplicada consecuentemente, se había producido la radical falta de libertad, cuyo horror aparecía ahora a las claras ante los ojos de la opinión pública mundial. Y es que cuando la política quiere ser redención, promete demasiado. Cuando pretende hacer la obra de Dios, pasa a ser, no divina, sino demoníaca. Por eso, los acontecimientos políticos de 1989 han cambiado también el escenario teológico. Hasta entonces, el marxismo había sido el último intento de proporcionar una fórmula universalmente válida para la recta configuración de la acción histórica. El marxismo creía conocer la estructura de la historia mundial, y, desde ahí, intentaba demostrar cómo esta historia puede ser conducida definitivamente por el camino correcto. El hecho de que esta pretensión se apoyara sobre un método en apariencia estrictamente científico, sustituyendo totalmente la fe por la ciencia, y haciendo, a la vez, de la ciencia praxis, le confería un formidable atractivo. Todas las promesas incumplidas de las religiones parecían alcanzables a través de una praxis política científicamente fundamentada.

La caída de esta esperanza trajo consigo una gran desilusión, que aún está lejos de haber sido asimilada. Por eso, me parece probable que en el futuro se hagan presentes nuevas formas de la concepción marxista del mundo. De momento, quedó la perplejidad: el fracaso del único sistema de solución de los problemas humanos científicamente fundado sólo podía justificar el nihilismo o, en todo caso, el relativismo total.



Para saber más:

* Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción "Libertatis Nuntius"

* Resumen de Libertatis Nuntius

Vistas: 31185