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Categoría: FE

Cuentan que un sacerdote se aproximó a un herido en medio de una dura batalla ...

 

Enviado por Javier Luzón




Cuentan que un sacerdote se aproximó a un herido en medio de una dura batalla de una lejana guerra, y le preguntó:

- ¿Quieres que te lea la Biblia?

- Primero dame agua, que tengo sed -le respondió el herido.

Y el sacerdote le entregó el último trago de su cantimplora, aunque sabía que no había más agua en muchos kilómetros a la redonda.

- Y ahora, ¿quieres que te lea la Biblia? -volvió a insistir el sacerdote.

- Primero dame de comer -suplicó el herido.

Y el sacerdote le dio el último mendrugo de pan que guardaba en su mochila.

-Tengo frío- fue el siguiente lamento del herido, y el sacerdote se despojó de su abrigo, a pesar del frío que calaba hasta los huesos, y cubrió al lesionado.

- Ahora sí, le dijo el herido al sacerdote, ahora puedes hablarme de ese Dios que te hizo darme tu última agua, tu último mendrugo y tu único abrigo. Ahora quiero conocer a tu Dios.

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