Alegría por el tiempo de Pascua y por el nuevo Papa
Desde aquel domingo en que resucitó Jesús, todo ha cambiado. Sus primeras palabras fueron ¡No tengáis miedo!, ¡Alegraos! .También fueron de las primeras palabras de Juan Pablo II. Muchos creyeron que la cruz, podría acabar con la fuerza de aquel hombre que se decía Dios.
Hoy también muchos creen que la obra de Jesús –su Iglesia- puede ser eliminada por medio de críticas, mentiras, manipulaciones, etc.…se les olvida que es obra de Dios y que resucitó al tercer día, venciendo incluso a la muerte. Ya han pasado casi 2000 años desde que Jesucristo, murió crucificado en Jerusalén, y todo lo que predijo se va cumpliendo detalle por detalle. Cientos de testigos le vieron resucitado, no hay ni uno que haya visto en estos 2000 años, su cadáver sin vida. La última palabra la tiene Jesús, que ha vencido a la muerte y al mal con su muerte y resurrección. Ya no vencerá jamás el mal, ni el pecado, aunque a veces parezca que el mal tiene algún poder, solo Dios, que es el Bien y la Verdad, vence y reina. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, dice el Señor.
En estos días, la Iglesia fundada por Jesucristo sobre Pedro, el pescador y pecador arrepentido, celebra 50 días de ALEGRÍA desde el Domingo de Resurrección hasta el día de Pentecostés, en que vino el Espíritu Santo sobre la Virgen y los Apóstoles, es el tiempo pascual.
El martes 19 de abril a las 17:50 de la tarde, otra gran alegría ¡fumata blanca! ¡HABEMUS PAPAM!.
Sus primeras palabras fueron: “ Queridos hermanos y hermanas, tras el gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, UN SIMPLE Y HUMILDE TRABAJADOR EN LA VIÑA DEL SEÑOR” y continuó “ Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo, confío en vuestras oraciones” y antes de impartir la bendición dijo: “ En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda permanente, VAMOS ADELANTE; el Señor nos ayudará y María, su Madre Santísima, estará de nuestra parte”. Ha elegido como nombre el de BENEDICTO XVI.
Tres pistas, nos ha dado el Santo Padre Benedicto XVI, para seguir a Cristo:
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“Ser humildes” – que como decía Santa Teresa de Jesús es “andar en verdad”, ser muy amigos de la verdad, y no de las medias verdades. Al pan pan y al vino vino. Ya lo decía Jesús “la verdad os hará libres”. Ser humildes es ser auténticos discípulos de Jesucristo, sin medias tintas.
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“trabajadores” – Nuestro Maestro Jesucristo era conocido como el hijo del artesano, por su trabajo. “He venido a servir” les dijo a los apóstoles en la última cena. Nuestro querido Benedicto XVI es un trabajador nato. Como lo ha sido Juan Pablo II. Lo nuestro es trabajar, para mejorar el trozo de mundo que nos ha encargado Jesús. Santificarnos, haciendo bien nuestro trabajo; santificar a los demás, sirviéndoles bien con nuestro trabajo y santificar el trabajo, que tenemos en nuestras manos, sea el que sea, es decir terminarlo bien, hasta el último detalle, por amor a Dios y a los demás.
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“en la viña del Señor” es decir, en La Iglesia. – Ser discípulo de Jesucristo es igual a ser un enamorado de la Iglesia. Por eso el que se dice muy cristiano y poco enamorado de la Iglesia, es como el que dice ser un buen hijo y poco enamorado de su madre. En la que solo ve arrugas y defectos, en vez de admirar y agradecer, que le debe la vida, sus cuidados de madre, su protección y cariño, y sus correcciones para mejorar.
Lo primero que nos ha dicho Benedicto XVI es que CONFÍA EN NUESTRAS ORACIONES. Vamos a no defraudarlo. Reza cada día por su persona, por su trabajo al servicio de la humanidad, por sus intenciones, y empieza a quererlo mucho, porque él seguro que nos lleva en su corazón de Santo Padre. Si Juan Pablo II gritó: “No tengáis miedo…”, Benedicto XVI ha gritado: “Vamos adelante, el Señor nos ayudará, y María estará siempre de nuestra parte”.
Todos con Pedro, a Jesús por María.