La “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días” es una secta


Mariano Martín Castagneto



La “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días” es una secta. Sus miembros se llaman mormones por el “Libro del Mormón” cuyo autor es un profeta que lleva el mismo nombre y se le reveló a su fundador, Joseph Smith, antes de fundar su iglesia el 6 de abril de 1830, en Estados Unidos.

Ya de pequeño, Smith afirmó tener revelaciones de distintos ángeles y sufrir apariciones de las más variadas. Fue una persona piadosa pero enfermiza, y a los quince años dice tener su primera visión, en la que un personaje desconocido le explica que es necesario hacer una renovación total del evangelio de Jesucristo.

Poco tiempo después, el hijo del profeta Mormón, Moroni, se le aparece en forma de ángel y le pide que haga una traducción actualizada del libro de su padre, el mencionado “Libro del Mormón”, escrito en planchas metálicas hacia el año 385. El libro había sido escondido por Moroni en una colina actualmente conocida por monte Cumorah, en Nueva York, Estados Unidos. Este texto es un relato de los antiguos habitantes de América, descendientes de unos inmigrantes provenientes desde el reino de Israel. Según el libro, entre esos extranjeros está nada menos que Jesucristo, que en teoría realiza el viaje después de su Resurrección. El libro se publica en inglés en 1830 y en castellano por primera vez en 1886.

Los mormones están organizados territorialmente en diócesis y parroquias, y además, existen dos tipos de sacerdocio con distintos grados cada uno. Tienen una buena organización territorial y mucho poder económico, sobre todo en Estados Unidos, y cada uno de sus miembros tiene la estricta obligación de aportar el 10% de sus ganancias a la iglesia, lo que explica en parte la notable subsistencia de esta secta.

Según esta doctrina sectaria, Dios fue hombre antes de ser el Creador. Hay muchos dioses y cualquier ser humano tiene la posibilidad de serlo, como lo es el fundador de los mormones, Joseph Smith.

Respecto a Cristo, sostienen que se casó varias veces y tuvo muchas mujeres a la vez, entre ellas Marta, María y María Magdalena. Niegan la virginidad de María. La poligamia es de derecho divino, aunque luego fue abolida, y la mujer tiene la obligación de someterse por completo a los deseos del varón.

Para los mormones, el pecado original no existe, ya que la humanidad entera no tiene por qué ser culpable de un pecado cometido por un solo hombre, Adán. Cada uno debe asumir y expiar sus propias culpas y no la de los demás. Las almas, antes de entrar al cuerpo, andan vagando por ahí. La única forma de salvarlas es asignándoles un cuerpo.

Dicen que Caín, una vez que mató a su hermano Abel, quedó negro después de su pecado. Por eso es que odian y desprecian a los negros y mestizos, ya que los consideran fruto del poder del diablo. Son así por la maldad de nuestras faltas. Pero cuando todos los hombres de raza negra se conviertan a la verdadera fe, se volverán blancos y rubios.

No creen en la presencia viva de Cristo en el pan y vino consagrados. Tampoco consideran que haya que bautizar a los niños desde chicos, ya que en realidad hay que bautizarse por los muertos que no se hayan bautizado, para darles la oportunidad de ser salvados.

Según ellos, no hay infierno eterno, pero si está presente el sentimiento de culpabilidad y castigo por las faltas de los hombres. El mayor castigo que puede existir es la visión que tienen los condenados de lo cerca que estuvieron de alcanzar la verdadera felicidad y no lo pudieron lograr por una libre decisión de sus voluntades.

Hoy los mormones en el mundo son cerca de 11 millones y aproximadamente la mitad de ellos vive en Estados Unidos. Es considerada la única verdadera religión americana y su poder de expansión, en cuanto a rapidez y madurez, es sólo comparable a la islámica en sus primeros tiempos.