La ideología de "género"
Buenas Ideas
¿Qué se esconde?
Se habla con insistencia -en estos últimos años- de la llamada ideología de ‘género’. Muchas personas se imaginan que es sólo una manera –distinta e inofensiva- de referirse a la división de la humanidad en dos sexos: varones y mujeres. Pero detrás del uso de estas palabras se esconde toda una ideología que busca precisamente romper con esa estructura bipolar. Se trata de una nueva interpretación marxista de la historia.
Noción de género
El género designa una propiedad de algunos términos gramaticales. Los sustantivos, pronombres, adjetivos y algunas formas verbales pueden tener tres géneros: masculino, femenino y neutro. A partir de la mitad del siglo XX, especialmente en las áreas culturales anglosajonas, empieza a utilizarse el término ‘gender’ (en castellano ‘género’) con otra significación.
Diferencias socioculturales
Se utiliza para designar las diferencias socioculturales entre el varón y la mujer. Con ello, se pretende afirmar que es preciso distinguir entre lo que es dado por la naturaleza biológica –lo que se denomina sexo-, de las construcciones culturales hechas según los roles o estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos –lo que se denomina ‘género’-. Por lo tanto, el género no tiene una base biológica, sino que es una mera construcción cultural.
Puede parecer ciencia ficción
“Un hombre y masculino (género) puede significar un cuerpo femenino o masculino (biológico); una mujer y femenina (género) puede significar un cuerpo masculino o femenino (biológico)”. La cita puede sonar a cuento de ciencia ficción que vaticina la pérdida seria del sentido común de la humanidad. No es así. Está sacada de la bibliografía que se cita en los programas de estudio que promueven la ‘perspectiva’ de género.
Con sabor americano Este modo de pensar se origina en algunos círculos feministas norteamericanos de los últimos años 60 y primeros 70. Y se difunde masivamente por todo el mundo a partir de la IV Conferencia Internacional sobre la Mujer (Pekín, 1995). Ese mismo año –1995- el Consejo de Europa anima a los países miembros que integren en los programas educativos la ‘perspectiva de género’.
“Guía para las niñas”
Una prueba de la puesta en práctica de la directiva comunitaria, es la “Guía para niñas” difundida en octubre de 2005 por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, y retirada poco después ante las protestas de los padres y de buena parte del profesorado. En esta guía se recomendaba a las niñas experimentar nuevas formas de sexualidad, como la homosexualidad. Otra. La referencia a la ‘perspectiva de género’ que se hace en los Estatutos de Autonomía de Cataluña y Andalucía, recientemente aprobados.
La lucha de clases
Presupuestos. La ideología de género se sustenta en el pensamiento de los teóricos de la revolución sexual Reich y Marcuse, en algunos estructuralistas sociales, y en las propuestas de existencialistas ateos como Simone de Beauvier. Reich y Marcuse pretendieron sintetizar las enseñanzas de Marx y Engels, por una parte, y de Freud, por otra. Teorizaron sobre la lucha de sexos entendida como lucha de la clase oprimida (la mujer) frente a la opresora (el varón). Una lucha de clases que pretende cambiar y establecer unas leyes y medios coercitivos a favor de los oprimidos.
Algunos ejemplos
Sus propuestas son, entre otras, aborto libre para las mujeres, niños libres de la tutela de sus padres, matrimonios homosexuales legales, educación con ‘enfoque de género’, cuotas 50/50 en las empresas estatales o no, gobiernos feministas, etc.
Muchas coincidencias
La unión entre el marxismo y la ideología de género es manifiesta tanto en el orden teórico como en el práctico: son muchas las coincidencias. Entre otras: 1) la concepción errada de que la familia es la fuente principal de opresión para la mujer, y 2) que la maternidad es una gran carga de la que la mujer se debe liberar.
Las diferencias no son de naturaleza
Los defensores de esta ideología de ‘género’ afirman que las diferencias entre el varón y la mujer –fuera de las anatómicas, que son obvias: nadie puede negarlas-, no corresponden a una naturaleza fija, que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres. El género, al contrario del sexo, no está definido biológicamente, sino que es una construcción social o cultural. Las diferencias son producto de la cultura de un país y de una época determinada. Todo esto quiere decir que una persona con sexo masculino puede adoptar a su antojo un género femenino, y viceversa. Así tenemos hombres femeninos o mujeres masculinas. Se aprende –dirán- a ser hombre o mujer, no se nace.
La ‘rebelión de la granja’
Los defensores de esta ideología, pretenden rebelarse contra la naturaleza y dejar a la libertad de cada cual el tipo de ‘género’ al que quiere pertenecer, todos igualmente válidos. Los hombres y las mujeres heterosexuales, los homosexuales y las lesbianas, y los bisexuales, son simplemente modos de comportamiento sexual. Estos comportamientos son fruto de la elección libre de cada persona. Una libertad que, por otra parte, los demás deben respetar.
‘Inventarse a sí mismo’
No se necesita profundas reflexiones para darse cuenta de lo revolucionario de esta posición. Y de las consecuencias que tiene la negación de que haya una naturaleza dada a cada uno de los seres humanos por la misma naturaleza (por su capital genético). Se diluye la diferencia entre los sexos, dado que es algo convencionalmente atribuido por la sociedad. Es decir, cada uno puede ‘inventarse a sí mismo’.
Una moral relativista
Las consecuencias sociales, morales y religiosas son patentes. Por ejemplo, toda la moral queda en manos del individuo y de sus decisiones: no hay una moral objetiva que distinga entre el bien y el mal moral, entre lo bueno y lo malo para el hombre?
Breve diccionario
Algunos términos usados por los defensores de esta ideología. Hegemónico: Ideas o conceptos aceptados universalmente como naturales, pero que en realidad son construcciones sociales. Deconstrucción: Es la tarea de denunciar las ideas y el lenguaje hegemónicos (aquellos que son aceptados como universales), con el fin de persuadir a la gente para que crean que sus percepciones de la realidad son construcciones sociales. Sexualmente polimorfo o perversidad polimorfa: Los hombres y las mujeres no sienten atracción por personas del sexo opuesto por naturaleza, sino más bien por un condicionamiento de la sociedad. Así, el deseo sexual se puede dirigir y alcanzar con cualquiera.
Redefinir a la familia
Con estos medios, el primer objetivo es deconstruir la familia. En frase tomada del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, hay que “Abolir a la familia”: la que, en concreto, se basa en el matrimonio como unión de un varón y una mujer y para siempre, de cara a los hijos. Los defensores de la ideología de género se proponen sustituir la familia por otro tipo de uniones con el mismo rango de cobertura legal.
El género y la reproducción
El siguiente paso, y en dependencia del anterior, es separar el género de la reproducción. La maternidad es uno de los puntos en los que es más difícil aceptar que el género esté absolutamente separado de la condición sexual. Por eso, una de las metas más claras que se han propuesto los defensores de la ideología de género, es deconstruir el proceso reproductivo separándolo de la sexualidad. En una sociedad más creativa, dicen, la reproducción biológica puede asegurarse con técnicas diversas a los contactos personales heterosexuales (por ejemplo, inseminación artificial, madres de alquiler, etc).
Postura ante las religiones positivas
El tercer escalón es eliminar las religiones positivas. La causa no es simplemente porque la moral sexual que predican estas religiones se oponga a las pretensiones de los defensores de esta ideología. El motivo fundamental es que piensan que las religiones tradicionales con un Dios masculino favorecen la sumisión de la mujer al hombre y proporcionan el fundamento ideológico a la organización social que se pretende deconstruir.
Los nuevos ‘ayatolás’
Hasta aquí un breve resumen de la ideología de ‘género’. Cabe añadir que esta ideología constituye un sistema cerrado contra el cual no hay manera de argumentar. No se puede apelar a la naturaleza, ni a la razón, no sirve ni la vida, ni la experiencia de hombres y mujeres verdaderos, que contradicen sus presupuestos, por la sencilla razón de que para estos ideólogos todo esto es socialmente construido. No importa cuanta evidencia se acumule contra sus ideas; ellos continuarán insistiendo en que simplemente se trata de una prueba adicional de la conspiración masiva en contra de la mujer. Se puede decir, sin ánimo de ofender, que se comportan como unos verdaderos ‘ayatolás’ integristas.